Palabra maldita para la mal llamada progresía de este país, iniciada por los afrancesados que odiaban la tradición católica y los Hechos de los apóstoles en América, como titula José María Iraburu en su libro dedicado a la magnífica obra civilizadora de los conquistadores españoles en América. Es decir, que se adherían a la denigradora Leyenda Negra urdida por los enemigos seculares del Imperio Español, cosida con mentiras y verdades a medias. Para esos amigos más valen enemigos, según el aforismo al uso. Leer artículo