Las
nociones de masculinidad y de feminidad son, en efecto, negadas, pero al mismo
tiempo, bajo la influencia de lo políticamente correcto, no deja de resucitarse
lo masculino para ponerlo bajo acusación. Por un lado, se afirma que lo
biológico no determinada nada en absoluto, por el otro, que el hombre es, por
naturaleza, un potencial violador, y que el patriarcado (“la cultura de la
violación”) está, en cualquier caso, inscrita en sus genes. Leer artículo
