Somos tontos, muy tontos.
Creíamos que el Estado español y sus gobiernos tenían un problema llamado
independentismo y lo acometían como tal. Los catalanes creíamos igualmente que
vivíamos ese mismo problema y que por lo tanto el Estado y los gobernantes eran
nuestros aliados naturales. Y nos equivocábamos. Los catalanes tenemos en
realidad varios problemas. Leer artículo