Para
una parte de la derecha radical, el islam es una religión viril que combate la
creciente feminización de nuestras sociedades, antioccidental, antimaterialista
y antimoderna, próxima a la tradición. Desde finales del siglo
XIX, la derecha radical siempre ha tenido ambiguas y/o fascinadas
relaciones con el mundo árabe-musulmán, visto como una entidad etnorreligiosa
homogénea en el contexto de una moda orientalista. Leer artículo