Los bancos centrales del mundo quieren eliminar el efectivo. El Banco de pagos internacionales y siete bancos centrales, entre los cuales la Reserva federal, el BCE y el Banco de Inglaterra, han publicado un informe expresando algunas exigencias clave para las monedas digitales de los bancos centrales (o CBDC, Central Bank Digital Currency).
Las recomendaciones establecidas por los bancos centrales precisan que las CBDC completan, “pero no sustituyen” el dinero en efectivo y otras formas de moneda de curso legal. Tendrán más bien un papel de apoyo a la estabilidad monetaria y financiera. Los banqueros centrales han declarado que las monedas digitales deberían permitir, además, la garantía de la seguridad en los pagos, para poder ser utilizadas por todos y tener un rol apropiado para el sector privado.
El informe sobre CBDC llega cuando diversos bancos centrales del mundo entero estudian en profundidad la puesta en marcha de sus propias monedas digitales respectivas. La blockchain, la tecnología que permite las criptomonedas como el bitcoin, ha sido presentada como una potencial solución. Las criptomonedas han sido objeto de informes y exámenes durante estos últimos años por parte de los bancos centrales, pero muchas temen todavía abrir la puerta a actividades ilícitas como el lavado de dinero negro. Unas tecnologías que garanticen la seguridad de las transacciones están en estudio pero significa que todavía pasarán algunos años antes de una utilización definitiva.
En China, donde las carteras digitales como Alipay y WeChat Pay ya son ampliamente utilizadas, el banco central se ha asociado con un puñado de empresas del sector privado para probar una moneda electrónica única sobre la que trabaja desde hace varios años: se trata del famoso yuan digital. El banco central sueco, que no pertenece a la zona euro, también trabaja con la consultora Accenture para probar su propuesta de moneda virtual “e-krona”.
El euro digital
Un euro digital haría que nuestros pagos cotidianos fueran más rápidos, simples y seguros. Genial, ¿no?
En octubre 2020, el Banco Central europeo anunció que empezaba a realizar pruebas para decidir el lanzar o no un euro digital. En un informe que exponía las ventajas y los inconvenientes del lanzamiento de semejante moneda, la BCE declaró que “podría apoyar los objetivos del Eurosistema ofreciendo a la ciudadanía una forma de dinero garantizado en un mundo digital en rápida evolución”. Esto significa preservar la capacidad de aportar y retirar fondos digitales a voluntad en nuestras cuentas europeas y permitir a los bancos evitar la gestión del dinero en efectivo, una cuestión problemática que es difícil de gestionar con sus clientes (retirada de depósitos importantes, origen de los fondos, trazabilidad de las transacciones, cumplimiento de normas,…).
Esta digitalización de las monedas, cuestión sobre la que se reflexiona en el mundo entero, está de moda. Para la BCE como para el resto de bancos centrales, esta tendencia no es más que una tentativa para impedir a las poblaciones el atesorar papel-moneda, evitando así probables futuros tipos bancarios negativos. En efecto, nadie en su sano juicio ahorraría dinero en un banco para “ganar” un tipo de interés del -0,50% (sí, es más bien una pérdida). Esta enésima tasa sería más que ilegítima para una ciudadanía que ya tiene suficientes impuestos.
Además, la BCE constata que alrededor del 50% de los pagos totales se siguen realizando en efectivo y que el 79% de las compras realizadas en comercios de la zona euro presentan también transacciones en efectivo. El “cash” representa, así, más de la mitad del valor total de todos los pagos y la BCE, como los demás banqueros, estarían interesados en tener una pista de cada una de esas transacciones. Ya sabe, los terroristas utilizan el efectivo… ¡se trata de medidas para protegerle a usted!
Al final, la BCE decidirá si debe proceder a la creación del famoso euro digital antes de mediados de 2021. Es muy posible que se apruebe ya que es muy ventajoso para los bancos obtener y controlar los datos personales y financieros de todos los europeos, y suprimir la pesada gestión del dinero en efectivo.
No hay que confundir las monedas digitales de estado y las monedas digitales privadas como la Libra de Facebook o las criptomonedas como el Bitcoin. El euro digital sería un pasivo del BCE y completaría la oferta actual de liquidez. Su valor no sería, pues, tan volátil como el de una moneda privada porque estaría respaldado por la legitimidad y autoridad del Banco Central.
Se puede incluso pensar que el BCE y sus equivalentes en el mundo puedan poner en marcha monedas digitales para reforzar sus divisas respectivas y evitar la fuga de capitales. En efecto, el BCE ha subrayado en su informe que las instituciones e infraestructuras financieras están “cada vez más amenazadas” por un gran abanico de riesgos extremos, que van desde la solvencia a la garantía de las transacciones, mientras la proporción de los servicios de pagos digitales aumenta. Esos riesgos pueden llevar a fallos de los sistemas de pagos por tarjeta; servicios bancarios on-line y retirada de efectivo en los cajeros automáticos que podrían “afectar considerablemente los pequeños pagos y erosionarse”. Según el BCE, esto llevaría a una pérdida de confianza en el sistema financiero en general (prohibido reírse). El euro digital es, pues, una respuesta que proporciona “un eventual mecanismo de contingencia para los pagos electrónicos que podría utilizarse incluso cuando el resto no esté disponible”, según el informe.
El BCE no tiene necesidad de esperar a la próxima crisis para programar una refundición monetaria sin precedentes; el paso del papel-moneda al todo digital es un cambio estructural de la máxima importancia que tardará todavía en implantarse, más tiempo que el yuan chino que podría imponerse mucho más rápido a causa de la estructura de Estado no democrático.
“Una concepción que ofrece esas funcionalidades puede promover unos pagos más resilientes, eficaces, inclusivos e innovadores”, según Benoit Coeure, antiguo responsable del BCE, que dirige ahora los esfuerzos de innovación de la BRI. Todo un programa.
¿Un criptoyuan respaldado por el oro?
China es el país más avanzado en su moneda digital e incluso va más lejos. Un negociante de metales preciosos de Londres, Andrew Maguire, ha señalado que China ha estado acudiendo a los bancos de la London Bullion Market Association de la City, que no puede ya proporcionar suficiente metal amarillo para sus necesidades. El Partido Comunista chino compra así oro sin refinar directamente en las minas de África y Sudamérica. Eso les evita llamar la atención en los informes con datos de exportación clásicos. Maguire sospecha directamente que el país podría sostener el yuan con oro y también con una fijación de precios y una paridad fija. Sabiendo que China es una de las pocas economías avanzadas que ha tenido crecimiento en 2020, su posicionamiento en la economía internacional de mañana va a ser crucial. Fuente: Agoravox