Cuando el Mercado selle su alianza con la Mezquita, por Antonin Campana (parte 2)


¿La alianza de la Mezquita y el Mercado?

Veamos las cosas de frente: entre 450.000 y 500.000 inmigrantes llegan cada año a Francia; la islamización del territorio avanza y la Gran Sustitución es una realidad tan palpable como espantosa mientras las poblaciones europeas parecen particularmente apáticas. ¿Qué tapa la realidad de la "Gran Sustitución" desde un punto de vista oligárquico? En esencia, la sustitución de una población alógena e islamizada en su mayoría a la población autóctona. Pero este cambio de población va a entrar forzosamente en la ecuación de la Casta. ¿Por qué la oligarquía continuaría promoviendo unos "valores" disolventes, dirigidos a una población envejecida y pronto minoritaria, mientras que esos valores chocan profundamente a la población que pronto se convertirá en mayoritaria?

Han sido necesarios dos siglos y varias guerras para deconstruir a las poblaciones europeas. ¿Cuánto tiempo hará falta para deconstruir a las poblaciones musulmanas? ¿No hay otras soluciones más simples y rápidas que la de descuajeringarlas después de un largo proceso de ingeniería social? Entonces, hagámonos la pregunta: ya que la problemática oligárquica es el control de las poblaciones, ¿por qué el Mercado no abandonaría los "valores" occidentales para adherirse a los de la Mezquita? ¿Por qué la oligarquía occidental no delegaría al islam, después de una rápida conversión, la organización y control de una sociedad que es cada vez más musulmana y menos europea? Ya ven el resultado final después de 20 o 30 años: un pueblo etno-europeo que se encoge, minoritario, envejecido y sin energía, dominado por una masa musulmana joven, en crecimiento y llena de vitalidad. ¿Por qué la oligarquía occidental se opondría a esta masa en nombre de unos valores europeos desnaturalizados y en los que no cree, cuando basta con adherirse a la ley coránica para dominar la sociedad? ¿Por qué aferrarse a una República sin futuro mientras que la Mezquita les abre los brazos?

¿Hay ya signos de ese cambio?

La adhesión de la oligarquía occidental a la Mezquita no se hará en un solo día. Algunos signos nos muestran, sin embargo, que el cambio puede que haya comenzado ya.

Hemos hablado ya de esta alianza contra natura entre el sector financiero clásico y el islámico. Es un paso importante que prueba que los motivos de división son hoy permeables: de facto, las finanzas occidentales integran la sharia y aceptan que sea un principio, entre otros, de su funcionamiento. Hemos visto que las escuelas de negocios están enseñando la ley coránica, que las páginas web gubernamentales la elogian y que los servicios del Estado facilitan la fiscalidad de las operaciones pactadas según sus principios. 

La acción del estado a favor del sector financiero y de las inversiones islámicas indica que se han realizado poderosas peticiones en este sentido. El Estado actúa según los deseos de la élite que lo controla. Desde este punto de vista, la falta de reacción del Estado pero también de los medios frente a la islamización rampante del territorio debería alertarnos. El asunto del profesor de Trappes es sintomático. Este profesional, amenazado de muerte, ha tenido que dimitir de su puesto de trabajo sin haber recibido el apoyo del ministro de Educación, ni de su jerarquía, ni instituciones ni medios pertenecientes al servicio público. Esto significa que sus palabras contra la islamización han sido desautorizadas en las altas instancias. 

Último indicio, pero podríamos encontrar otros (¿qué decir de la apertura de la gran distribución a los productos halal?): el apoyo total de la oligarquía a la ideología woke en Estados Unidos. Todas las redes de poder de la oligarquía (Estado profundo, medios, multinacionales, universidades,…) apoyan e imponen literalmente esta ideología. Se sabe que la afirmación central del “wokenismo” es que todas las expresiones culturales de la civilización blanca vehiculan el racismo hereditario de los “Blancos” (incluyendo la filosofía griega). Este sistema de enajenación, que no tardará en imponerse en Europa, forzará a los Blancos a aceptar una especie de sumisión democrática basada en su inferioridad moral o a refugiarse en el islam con el fin de figurar en la lista de las “víctimas” inocentes de la raza blanca. ¿Podemos imaginar por un instante que la oligarquía degrade la identidad europea (malvada) y favorezca sin quererlo al islam (bueno)?

Todo muestra que nos encaminamos progresivamente a un escenario como el de la novela de Houellebecq. Nuestras élites (universitarias, mediáticas, económicas, políticas o de la alta función pública) que ya han aceptado sin protestar el lenguaje inclusivo, la ideología de género o la ideología decolonial, aceptarán el islam sin resistirse. El capitalismo occidental se convertirá en islámico sin que esto cambie demasiado su funcionamiento. Dentro de algunos años, con la ayuda de la Gran Sustitución, el capitalismo tendrá mucho que ganar y nada que perder. 

Conclusión

No se controla más que lo que es previsible. Hemos visto que se puede controlar una sociedad mediante el desorden, rompiéndola, o mediante el orden, obligándola. Los hechos muestran que los dos métodos funcionan muy bien, sabiendo que el método del desorden supone mucho tiempo para que tenga efecto mientras que el del orden puede dar resultados inmediatos. 

Las sociedades europeas son culturalmente refractarias a la obligación, por lo que obligatoriamente había que desarticularlas para controlarlas (lo que hará la oligarquía después de un proceso de ingeniería social). Las sociedades orientales, al contrario, no han conocido en la historia más que la obligación. Era fácil, pues, controlarlas imponiendo un orden riguroso. En este marco, el islam aparece como un medio de obligación y control de esas sociedades. Pero, debido a la inmigración, las sociedades europeas son cada vez menos europeas y más orientales. Pensamos que los medios de control evolucionarán, en consecuencia, de un control por el desorden a un control por el orden (islámico). No hay duda de que la oligarquía occidental pondrá en marcha este viraje. Esto va, evidentemente, en el sentido de sus intereses. Cuando ese cambio haya llegado a término (es decir, cuando la oligarquía se haya convertido), izquierdistas, homosexuales, transgénero, progres antifas, feministas y LGTB++ tendrán motivo para preocuparse. Se pueden encontrar brutalmente expuestos al principio islámico de realidad. Les deseamos buena suerte. 

Este viraje oligárquico tendrá un impacto también en el pueblo autóctono ya que significará que el Estado se convertirá progresivamente en islámico. Seguirá una relativa paz social y una inseguridad en disminución: los tribunales islámicos no tendrán ningún complejo en aplicar la ley islámica. ¿Nos será favorable o desfavorable esta nueva situación? Difícil respuesta: el estatuto de dhimmi podría frenar la disolución de nuestro pueblo en el melting-pot. Podría también llevarse con él definitivamente los últimos islotes de resistencia. 

Sin hacer política-ficción, observemos simplemente, por resumir, que no podemos excluir que la oligarquía comience un viraje a 180 grados, un cambio después del cual habrá abandonado el desorden “democrático” por el orden islámico. Las mutaciones étnicas y religiosas que están en curso ejercen innegablemente una presión a favor de este viraje. La oligarquía se ha comportado siempre en función de sus únicos intereses, sin consideración por la moral o los principios, ya sean estos religiosos, culturales, sociales o ideológicos. Sin embargo, nos parece que, antes o después, sus intereses bien entendidos le llevarán a adherirse al orden islámico. La oligarquía se adaptará sin duda, como lo ha hecho siempre. Fuente: Metainfos.com