La España musulmana, lejos de ser un ejemplo de tolerancia, impuso a los cristianos y a los judíos un régimen violentamente discriminatorio. Al-Ándalus y la Cruz / Les Chrétiens dans al-Ándalus. De la soumission à l´anéantissement, de Rafael Sánchez Saus, con prefacio de Arnaud Imatz.
Entre todos los
clichés históricos que la corrección política, con la ayuda del mundo cultural
y mediático, por no hablar de la Educación pública, han impuesto en el espíritu
de la población en general, figura el de la leyenda dorada de al-Ándalus. Según
ésta, el sur de la España medieval, que vivía bajo el dominio de soberanos
musulmanes desde la caída del reino visigodo en el siglo VIII, habría conocido
la coexistencia pacífica del Islam, el Cristianismo y el Judaísmo. El ejemplo
de este país, esta sociedad refinada de los jardines de la Alhambra de Granada
y de la filosofía de Averroes, probaría la capacidad de la religión islámica a
mostrarse tolerante y generosa hacia los fieles de otras creencias. Lo malo es
que esta visión de la Andalucía musulmana (que sobrepasaba las fronteras de la
actual Andalucía) es un mito forjado con el objetivo de hacer hablar al pasado
algo que sirva para el momento actual, pero que no se corresponde de ninguna
manera con la realidad.
La documentación
sobre el tema ha sido escasa hasta tiempos recientes. Una serie de
publicaciones en los últimos años ha venido a cubrir esta carencia. Podemos
citar Al-Ándalus, la invención de un mito,
del historiador español Serafín Fanjul (L´Artilleur, 2017); Cristianos, judíos y musulmanes en
al-Ándalus, de Darío Fernández-Morera, especialista americano de España
(Jean-Cyrille Godefroy, 2018), y también Andalucía.
Verdades y leyendas, de Joseph Pérez, el gran historiador francés de España
(Tallandier, 2018). Y, ahora, existe al fin traducida una obra que fue
sensación cuando se publicó en España en el año 2016.
Profesor de
Historia Medieval en la Universidad de Cádiz, Rafael Sánchez Saus muestra que,
en la España musulmana, los cristianos, que constituían la mayor parte de la
población, así como la minoría judía, sufrieron un régimen discriminatorio que
se traducía en medidas drásticas de segregación social, ausencia de libertad
religiosa, presión económica y fiscal, aculturación y represión en caso de
protestas o rebelión. Lejos del paraíso multicultural que se nos vende hoy en
día, al-Ándalus fue el escenario de innumerables violencias físicas y morales y
de incesantes conflictos intercomunitarios, preludio a la erradicación de la
cristiandad autóctona. Para meditar por los apóstoles de la “convivencia en la
diversidad” de hoy. ■ Fuente: Le Figaro Magazine