Una
idea se está extendiendo poco a poco, según la cual vamos hacia el “fin de las
ideologías”. Para un político, el colmo de “realismo”, en el momento actual,
consiste en repudiar la “subjetividad” de los ideólogos. La complejidad de la
vida moderna es así alegada para hacer creer que los hombres de Estado deberían
ser reemplazados por los “técnicos”. La política no sería, entonces, más que un
asunto del “saber”, del “conocimiento”, y no de carácter, de sentido, de
relaciones de fuerzas y de espíritu de decisión. Leer artículo