Lo opuesto al soberanismo es el vasallaje, la sumisión, la dependencia,
el sometimiento, la tutela, en definitiva, la servidumbre. Pero no me definiría como un soberanista, porque es demasiado obvio
que el término es equívoco y que puede referirse a cosas muy diferentes. Lo
único cierto es que el soberanismo es estrictamente incompatible con el
liberalismo. Leer artículo